24 oct 2019

MCIS


Frases MCIS

La Paz no se puede mantener por la fuerza
Solo puede conseguirse con la compresión.-


El bien y el mal no son claros en momentos oscuros


Somos lo que somos
Estamos solos y nos entendemos a lo lejos
Somos lo que somos
Estamos todos desunidos, pero queremos amor

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13 oct 2019

Recortes

Recortes,
Do.13 Oct 2019
Con Carayan Romántico

- Vicente Huidobro, balaba de la que no vuelve

- Gabriela Mistral, Sonetas de la muerte
- Juan Guzman Cruchaga, alma que no te digan nada
- Max Jara, ojitos de pena carita de Luna
- Pedro Prado, de que Mundo ignorado he venido
- Carlos Pezoa Veliz, Nada
- María Antonieta LeQuesne, alma que te. Mueres de amor
- Pedro Siena, esta vieja herida
-  Carlos Mondaca, Soledad


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Vicente Huidobro Balaba de la que no vuelve


Venía hacia mí por la sonrisa
Por el camino de su gracia
Y cambiaba las horas del día
El cielo de la noche se convertía en el cielo del amanecer
El mar era un árbol frondoso lleno de pájaros
Las flores daban campanadas de alegría
Y mi corazón se ponía a perfumar enloquecido
Van andando los días a lo largo del año
¿En dónde estás?

Me crece la mirada
Se me alargan las manos
En vano la soledad abre sus puertas
Y el silencio se llena de tus pasos de antaño

Me crece el corazón
Se me alargan los ojos
Y quisiera pedir otros ojos
Para ponerlos allí donde terminan los míos
¿En dónde estás ahora?
¿Qué sitio del mundo se está haciendo tibio con tu presencia?

Me crece el corazón como una esponja
O como esos corales que van a formar islas

Es inútil mirar los astros
O interrogar las piedras encanecidas

Es inútil mirar ese árbol que te dijo adiós el último
Y te saludará el primero a tu regreso

Eres sustancia de lejanía
Y no hay remedio

Andan los días en tu busca
A qué seguir por todas partes la huella de sus pasos

El tiempo canta dulcemente
Y si mis ojos os dicen

Cuánta vida he vivido y cuánta muerte he muerto
Ellos podrían también deciros
Cuánta vida he muerto y cuánta muerte he vivido
¡Oh mis fantasmas! ¡Oh mis queridos espectros!
La noche ha dejado noche en mis cabellos
¿En dónde estuve? ¿Por dónde he andado?
¿Pero era ausencia aquélla o era mayor presencia?
Cuando las piedras oyen mi paso
Sienten una ternura que les ensancha el alma
Se hacen señas furtivas y hablan bajo:
Allí se acerca el buen amigo
El hombre de las distancias
Que viene fatigado de tanta muerte al hombro
De tanta vida en el pecho
Y busca donde pasar la noche
Heme aquí ante vuestros limpios ojos
Heme aquí vestido de lejanías
Atrás quedaron los negros nubarrones
Los años de tinieblas en el antro olvidado
Traigo un alma lavada por el fuego
Vosotros me llamáis sin saber a quién llamáis
Traigo un cristal sin sombra un corazón que no decae
La imagen de la nada y un rostro que sonríe
Traigo un amor muy parecido al universo
La Poesía me despejó el camino
Ya no hay banalidades en mi vida
¿Quién guió mis pasos de modo tan certero?
Mis ojos dicen a aquellos que cayeron
Disparad contra mí vuestros dardos
Vengad en mí vuestras angustias
Vengad en mí vuestros fracasos
Yo soy invulnerable
He tomado mi sitio en el cielo como el silencio
Los siglos de la tierra me caen en los brazos
Yo soy amigos el viajero sin fin
Las alas de la enorme aventura
Batían entre inviernos y veranos
Mirad cómo suben estrellas en mi alma
Desde que he expulsado las serpientes del tiempo oscurecido
¿Cómo podremos entendernos?
Heme aquí de regreso de donde no se vuelve
Compasión de las olas y piedad de los astros
¡Cuánto tiempo perdido! Este es el hombre de las lejanías
El que daba vuelta las páginas de los muertos
Sin tiempo sin espacio sin corazón sin sangre
El que andaba de un lado para otro
Desesperado y solo en las tinieblas
Solo en el vacío
Como un perro que ladra hacia el fondo de un abismo
¡Oh vosotros! ¡Oh mis buenos amigos!
Los que habéis tocado mis manos
¿Qué habéis tocado?
Y vosotros que habéis escuchado mi voz
¿Qué habéis escuchado?
Y los que habéis contemplado mis ojos
¿Qué habéis contemplado?
Lo he perdido todo y todo lo he ganado
Y ni siquiera pido
La parte de la vida que me corresponde
Ni montañas de fuego ni mares cultivados
Es tanto más lo que he ganado que lo que he perdido
Así es el viaje al fin del mundo
Y ésta es la corona de sangre de la gran experiencia
La corona regalo de mi estrella
¿En dónde estuve en dónde estoy?
Los árboles lloran un pájaro canta inconsolable
Decid ¿quién es el muerto?
El viento me solloza
¡Qué inquietudes me has dado!
Algunas flores exclaman
¿Estás vivo aún?
¿Quién es el muerto entonces?
Las aguas gimen tristemente
¿Quién ha muerto en estas tierras?
Ahora sé lo que soy y lo que era
Conozco la distancia que va del hombre a la verdad
Conozco la palabra que aman los muertos
Este es el que ha llorado el mundo el que ha llorado resplandores
Las lágrimas se hinchan se dilatan
Y empiezan a girar sobre su eje
Heme aquí ante vosotros
Cómo podremos entendernos Cómo saber lo que decimos
Hay tantos muertos que me llaman
Allí donde la tierra pierde su ruido
Allí donde me esperan mis queridos fantasmas
Mis queridos espectros
Mirad me os amo tanto pero soy extranjero
¿Quién salió de su tierra
Sin saber el hondor de su aventura?
Al desplegar las alas
El mismo no sabía qué vuelo era su vuelo
Vuestro tiempo y vuestro espacio
No son mi espacio ni mi tiempo
¿Quién es el extranjero? ¿Reconocéis su andar?
Es el que vuelve con un sabor de eternidad en la garganta
Con un olor de olvido en los cabellos
Con un sonar de venas misteriosas
Es este que está llorando el universo
Que sobrepasó la muerte y el rumor de la selva secreta
Soy impalpable ahora como ciertas semillas
Que el viento mismo que las lleva no las siente
Oh Poesía nuestro reino empieza
Este es aquel que durmió muchas veces
Allí donde hay que estar alerta
Donde las rocas prohíben la palabra
Allí donde se confunde la muerte con el canto del mar
Ahora vengo a saber que fui a buscar las llaves
He aquí las llaves
¿Quién las había perdido?
¿Cuánto tiempo ha que se perdieron?
Nadie encontró las llaves perdidas en el tiempo y en las brumas
¡Cuántos siglos perdidas!
Al fondo de las tumbas
Al fondo de los mares
Al fondo del murmullo de los vientos
Al fondo del silencio
He aquí los signos
¡Cuánto tiempo olvidados!
Pero entonces amigo ¿qué vas a decirnos?
¿Quién ha de comprenderte? ¿De dónde vienes?
¿En dónde estabas? ¿En qué alturas en qué profundidades?

Andaba por la Historia del brazo con la muerte
Oh hermano nada voy a decirte
Cuando hayas tocado lo que nadie puede tocar
Más que el árbol te gustará callar.

--..--

LOS SONETOS DE LA MUERTE
I
    Del nicho helado en que los hombres te pusieron,
te bajaré a la tierra humilde y soleada.

   Que he de dormirme en ella los hombres no supieron,
y que hemos de soñar sobre la misma almohada.


    Te acostaré en la tierra soleada con una
dulcedumbre de madre para el hijo dormido,
y la tierra ha de hacerse suavidades de cuna
al recibir tu cuerpo de niño dolorido.


    Luego iré espolvoreando tierra y polvo de rosas,
y en la azulada y leve polvareda de luna,
los despojos livianos irán quedando presos.


    Me alejaré cantando mis venganzas hermosas,
¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna
bajará a disputarme tu puñado de huesos!

II
    Este largo cansancio se hará mayor un día,
y el alma dirá al cuerpo que no quiere seguir
arrastrando su masa por la rosada vía,
por donde van los hombres, contentos de vivir...

    Sentirás que a tu lado cavan briosamente,
que otra dormida llega a la quieta ciudad.
Esperaré que me hayan cubierto totalmente...
¡y después hablaremos por una eternidad!

    Sólo entonces sabrás el por qué no madura
para las hondas huesas tu carne todavía,
tuviste que bajar, sin fatiga, a dormir.

    Se hará luz en la zona de los sinos, oscura;
sabrás que en nuestra alianza signo de astros había
y, roto el pacto enorme, tenías que morir...

III
    Malas manos tomaron tu vida desde el día
en que, a una señal de astros, dejara su plantel
nevado de azucenas. En gozo florecía.
Malas manos entraron trágicamente en él...

    Y yo dije al Señor: -"Por las sendas mortales
le llevan. ¡Sombra amada que no saben guiar!
¡Arráncalo, Señor, a esas manos fatales
o le hundes en el largo sueño que sabes dar!

    ¡No le puedo gritar, no le puedo seguir!
Su barca empuja un negro viento de tempestad.
Retórnalo a mis brazos o le siegas en flor"


    Se detuvo la barca rosa de su vivir...
¿Que no sé del amor, que no tuve piedad?
¡Tú, que vas a juzgarme, lo comprendes, Señor!



--..--


Juan Guzman Cruchaga
Alma que no te digan nada

Alma, no me digas nada,
que para tu voz dormida
ya está mi puerta cerrada.

Una lámpara encendida
espero toda la vida tu llegada.
Hoy... la hallarás extinguida.

Los fríos de la otoñada
penetraron por la herida
de la ventana entornada.
Mi lámpara estremecida
dió una inmensa llamarada.
Hoy... la hallarás extinguida.

Alma...no me digas nada
que para tu voz dormida
ya está mi puerta cerrada.

Juan Guzmán Cruchaga
(chileno)


--..--

OJITOS DE PENA (Max Jara, 1886-1965)


Ojitos de penacarita de luna,
lloraba la niña
sin causa ninguna.

La madre cantaba,
meciendo la cuna:
“No llore sin pena,
carita de luna”.

Ojitos de pena,
carita de luna,
la niña lloraba
amor sin fortuna

“¡Qué llanto de niña,
sin causa ninguna¡”,
pensaba la madre,
como ante la cuna:
“¡Qué sabe de pena,
carita de luna!”

Ojitos de pena,
carita de luna,
ya es madre la niña
que amó sin fortuna;
y al hijo consuela
meciendo la cuna:

“No llore, mi niño,
sin causa ninguna;
¿no ve que me apena,
carita de luna?”

Ojitos de pena,
carita de luna,
abuela es la niña
que lloró en la cuna.

Muriéndose, llora
su muerte importuna.
“¿Por qué llora, abuela,
sin causa ninguna?”

Llorando las propias,
¿Quién vio las ajenas?
Mas todas son penas,
carita de luna.


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Pedro Prado
De que Mundo ignorado he venido

De que mundo ignorado habré venido,
que lenguaje es el mio tan arcano,
que si a alguien tiendo con amor la mano,
ignora lo que ofrezco o lo que pido.

Me se distinto de mortal nacido:
niño o zagal, maduro ya o anciano,
no encuentro al alternar y busco en vano
¡y entre tantos! alguno parecido.

Sonriendo miran como quien indaga,
sin comprender jamás lo que yo quiero,
y con tal inconsciencia se me paga

que alejarme por último, prefiero.
no hay cosa mía que a alguien satisfga;
me siento entre los hombres extranjero.

Pedro Prado


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Carlos Pezoa Veliz, 
Nada

Era un pobre diablo que siempre venía 
cerca de un gran pueblo donde yo vivía;

joven rubio y flaco, sucio y mal vestido,
siempre cabizbajo... ¡Tal vez un perdido!

Un día de invierno lo encontramos muerto
dentro de un arroyo próximo a mi huerto,
varios cazadores que con sus lebreles
cantando marchaban... Entre sus papeles
no encontraron nada... los jueces de turno
hicieron preguntas al guardián nocturno:
éste no sabía nada del extinto:
ni el vecino Pérez, ni el vecino Pinto.

Una chica dijo que sería un loco
o algún vagabundo que comía poco,
y un chusco que oía las conversaciones
se tentó de risa... ¡Vaya unos simplones!

Una paletada le echó el panteonero;
luego lió un cigarro; se caló el sombrero
y emprendió la vuelta... Tras la paletada,
nadie dijo nada, nadie dijo nada...


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María Antonieta LeQuesne
Alma que te mueres de amor

Alma que mueres de amor,
dime lo que es despertar
en la alborada de Dios,
cuando se muere de amor.

Yo sé lo que es enfermar
y agonizar de pasión,
pero no he sabido amar
para morirme de amor.

Alma que mueres de amor,
dime lo que es enfermar
para morirme de amor...
¡Yo sólo sé agonizar!

Y, para hacerme morir,
sé que no habrá otro dolor:
¡en el curso del vivir
no he sentido otro mayor!

Y no me quiero morir
si no me muero de amor,
porque yo quiero vivir
la agonía del amor...

Alma que mueres de amor,
dime lo que es enfermar
para morirme de amor...
¡Yo sólo sé agonizar!


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Pedro Siena, esta vieja herida

Esta vieja herida que me duele tanto,
me fatiga el alma de un largo ensoñar;
florece en el vicio, solloza en mi canto,
grita en las ciudades, aúlla en el mar.

Siempre va conmigo, poniendo un quebranto
de noble desdicha sobre mi vagar.
Cuanto mas antigua tiene mas encanto...
¡Dios quiera que nunca deje de sangrar!...

Y como presiento que puede algún día
secarse esta fuente de melancolía
y que mi pasado recuerde sin llanto,

por no ser lo mismo que toda la gente,
yo voy defendiendo románticamente
¡esta vieja herida... que me duele tanto!...


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Carlos Mondaca, Soledad

Yo no sé donde fue a morir mi acento:
tembló un instante y se perdió en el viento...

Y pasó por tu espíritu, lo mismo
que una estrella sin luz por el abismo.


Yo no sé donde fué a expirar tu acento:
flotó como un perfume sobre el viento,
llegó como una música a mi oído....

¡ Pero mi corazón siguió dormido!...

¿Para que hablar?... Sigamos el camino,
¡ mudos hasta morir!...¡Es el destino!


Ayer te vi llorar... Por tu mejilla bruna,
las lágrimas caían en gotas, una a una....

El cielo estaba claro, la tarde era tranquila,
y era como si fuera de noche en tu pupila.-

Y yo no sabré nunca de tu pena!

Tal vez era tu espíritu como una ánfora plena,
tal vez te dió la muerte su beso largo y frío,
o te envolvió en sus alas viscosas el hastío.



Tu frente está sellada, cerrada como un huerto,
Mi grito es el estéril clamor en el desierto.

Las almas están lejos, perdidas y calladas,
Estamos solos...¡ Solos!... Jamás sabremos nada !



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LIBROS

LIBROS .-  YO: LA VIDA Y LA MUERTE (Spanish Edition)  Edición Kindle Edición en Español   de Francisca Berguecio Neira (Author)