29 ago 2021

KAHLIL

 

Kahlil  Gibran... 

Ctb


“Dicen que antes de entrar en el mar, el río tiembla de miedo…

mira hacia atrás, el camino recorrido, por cumbres, montañas y valles,

un largo y sinuoso camino atravesó entre selvas y pueblos,

y al mirar hacia adelante, solo se puede ver un océano infinito,

entrar en él parece nada más que desaparecer, 

y para siempre.”


Pero no existe otra alternativa.

El río no puede volver, nadie puede volver.

Volver es imposible en la existencia.

El río deberá arriesgarse y entrar al océano.


Pero solamente entrando en él, el miedo desaparecerá,

pues en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, 

sino volverse océano”.


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28 ago 2021

NADA

Poemas.-


“NADA DOS VECES”, de Wislawa Szymborska.j

 

Nada sucede dos veces

ni va a suceder, por eso

sin experiencia nacemos,

sin rutina moriremos.

 

En esta escuela del mundo

ni siendo malos alumnos

repetiremos un año,

un invierno, un verano.

 

No es el mismo ningún día,

no hay dos noches parecidas,

igual mirada en los ojos,

dos besos que se repitan.

 

Ayer mientras que tu nombre

en voz alta pronunciaban

sentí como si una rosa

cayera por la ventana.

 

Ahora que estamos juntos,

vuelvo la cara hacia el muro.

¿Rosa? ¿Cómo es la rosa?

¿Como una flor o una piedra?

 

Dime por qué, mala hora,

con miedo inútil te mezclas.

Eres y por eso pasas.

Pasas, por eso eres bella.

 

Medio abrazados, sonrientes,

buscaremos la cordura,

aun siendo tan diferentes

cual dos gotas de agua pura.

 

Wislawa Szymborska. Poetisa polaca, considerada una de las más singulares de su país, que recibió el Premio Nobel de Literatura en el año 1996.


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25 ago 2021

FEC


FEC

SUCESIÓN de la Empresa Familiar

https://www.youtube.com/watch?v=3ZSS1ITE16w&t=4s


La sucesión suele ser algo complejo para la mayor parte de Empresas Familiares. Por todo ello en este vídeo hablamos sobre los principales puntos que tenemos que tener muy en cuenta para que las Familias Empresarias puedan garantizar el proceso sucesorio. ¡Espero que a su Empresa Familiar le sirva este contenido! Fernando Nogales ¡Suscríbete para no perderte nada! 👉 https://www.youtube.com/channel/UCaoT... ~ ~ ~ GUÍA GRATUITA ~ ~ ~ ▶ ¿Cómo conseguir el éxito de la Empresa Familiar? Suscríbete a la newsletter de nuestra web para conseguirla✅ Accede aquí 👉 https://www.fmnogales.com ~ ~ ~ LIBRERÍA EMPRESAS FAMILIARES ~ ~ ~ 📙 El desafío en la sucesión de las Empresas Familiares Físico: https://www.amazon.es/dp/B089TWR43G/r... Digital: https://www.amazon.es/desafío-sucesió... 📗 El gobierno y sus ámbitos de poder en las Empresas Familiares Físico: https://www.amazon.es/dp/B08BF14HT9/r... Digital: https://www.amazon.es/dp/B08BFD8P9Q/r... 📘 Los diez secretos del éxito de las Empresas Familiares Físico: https://www.amazon.es/dp/B08BTWPMLP/r... Digital: https://www.amazon.es/dp/B08BS1ZQ6D/r... 📚 Descúbrelos todos AQUÍ: https://www.fmnogales.com/libreria/ Puedes seguirnos también en: ▶ Linkdin: https://www.linkedin.com/in/fernando-... ▶ Twitter: https://twitter.com/FMNogales_
MOSTRAR MENOS

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PARAOLIMPICOS

PARAOLIMPICOS 2020.-

23 de Agsto 2021

https://www.youtube.com/watch?v=DPlYOmkOIwk&t=6659s

SON 539 EVENTO EN 22 DEPORTES CON 4371 ATLETAS DE 165 PAISES .-


CHILE 1:06:29 .-

CHILE x primera vez en BARCELONA 92 /

La 1°Medalla de Cristian Valenzuela con MARATON en JJJOO de Londres .-




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MUSICA

 

MUSICA

lucky to be in love with my best friend

Jason Mraz & Colbie 

Caillat-Lucky

https://www.youtube.com/watch?v=LQCY2zL0Jr8


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22 ago 2021

La Donna

 

La donna è mobile.-


La donna è mobile, qual piuma al vento
Muta d'accento, e di pensiero
Sempre un amabile, leggiadro viso
In pianto o in riso, è menzognero
La donna è mobil', qual piuma al vento
Muta d'accento, e di pensier
E di pensier
E di pensier
È sempre misero, chi a lei s'affida
Chi le confida, mal cauto il core
Pur mai non sentesi felice appieno
Chi su quel seno non liba amore
La donna è mobil', qual piuma al vento
Muta d'accento e di pensier
E di pensier
E di pensier (pensier, pensier)

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JOAN.BAEZ

Musica .-

Here's to you, Nicola and Bart

Joan Baez.-

https://www.youtube.com/watch?v=7oday_Fc-Gc&list=RD7oday_Fc-Gc&start_radio=1

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Here's to you, Nicola and Bart
Rest forever here in our hearts
The last and final moment is yours
That agony is your triumph

Here's to you, Nicola and Bart
Rest forever here in our hearts
The last and final moment is yours
That agony is your triumph

Here's to you, Nicola and Bart
Rest forever here in our hearts
The last and final moment is yours
That agony is your triumph

Here's to you, Nicola and Bart
Rest forever here in our hearts
The last and final moment is yours
That agony is your triumph

Here's to you, Nicola and Bart
Rest forever here in our hearts
The last and final moment is yours
That agony is your triumph

Here's to you, Nicola and Bart
Rest forever here in our hearts
The last and final moment is yours
That agony is your triumph

Here's to you, Nicola and Bart
Rest forever here in our hearts
The last and final moment is yours
That agony is your triumph

Here's to you, Nicola and Bart
Rest forever here in our hearts
The last and final moment is yours
That agony is your triumph
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Brindo por ti, Nicola y Bart
Descansa para siempre aquí en nuestros corazones
El último y último momento es tuyo 
Esa Agonía es tu triunfo.- 
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MIRROR

Edmund Burke (1729-1797) Iris Philosopher.-

The Mirror 

--.--

I look in the mirror
And what do I see ?
A strange looking person
That cannot be me.

For, I am much younger
And not nearly so fat
As that face in the mirror
I am looking at.

Oh, where are the mirrors
That I used to know
Like the ones which were
Made thirty years ago

Now all things have changed
And I’m sure you’ll agree
Mirrors are not as good
As they used to be.

So never be concerned,
If wrinkles/ extra flab appear
For one thing I’ve learned
Which is very clear,

Should your complexion
Be less than perfection,
It is really the mirror
That needs correction….


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21 ago 2021

CICERON


Cicerón

Mi conciencia tiene para mí más peso

que la opinión de cualquier “otro”…


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20 ago 2021

JUVENTUD

Poema

Canción de Otoño en Primavera

Rubén Darío.-

 

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Plural ha sido la celeste historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este mundo de duelo y de aflicción.

Miraba como el alba pura; sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Y más consoladora y más halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura una bacante se envolvía...

En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...

Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Otra juzgó que era mi boca el estuche de su pasión;
y que me roería, loca, con sus dientes el corazón.

Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;

y de nuestra carne ligera imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera y la carne acaban también...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.

¡Y las demás! En tantos climas, en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas, fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa que estaba triste de esperar.
La vida es dura, amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

¡Mas es mía el Alba de oro!

 

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VIDA

POEMA

Vida.- Amando Nervo


Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, 
a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡ mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!


Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, 
el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes!
¡Vida, estamos en paz!

 

Amado Nervo.-

19 ago 2021

MaríaSabina

POEMA

Cúrate mijita

María Sabina  

http://mujerdelmediterraneo.heroinas.net/2020/05/consejos-de-la-abuela-doctorcita.html


Cúrate mijita,

con la luz del sol y los rayos de la luna.

con el sonido del río y la cascada.

con el vaivén del mar y el aleteo de las aves.

 

Cúrate mijita,

con las hojas de la menta y la hierbabuena,

con el neem y el eucalipto.

 

Endúlzate con lavanda, romero y manzanilla.

Abrázate con el grano de cacao y un toque de canela.

Ponle amor al té, en lugar de azúcar

y tómalo mirando las estrellas.

 

Cúrate mijita,

con los besos que te da el viento y los abrazos de la lluvia, 

hazte fuerte con los pies descalzos en la tierra y con todo lo que de ella nace.

 

Vuélvete cada día más lista haciendo caso a tu intuición,

mirando el mundo con el ojito de tu frente.

Salta, baila y canta para que vivas más feliz.

 

Cúrate mijita con amor bonito, 

y recuerda siempre... 

tú eres tu propia medicina.

 

 

María Sabina.-  


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14 ago 2021

Rep ó Dem

ES UD. DÉMOCRATA OU RÉPUBLICANO ?

PAR RÉGIS DEBRAY .-

https://www.les-crises.fr/etes-vous-democrate-ou-republicain-par-regis-debray/

Artículo sublime publicado en 1995 en el “Nouvel Observateur”. Es la profundización de un primer texto de noviembre de 1989. Es para leer y releer. Muestra cuánto nos hemos alejado de nosotros mismos para americanizarnos.


ES UD. DÉMOCRATA OU RÉPUBLICANO ?

Entonces, ¿nunca se hará la pregunta? Lo que manda en todos los debates del día es la identidad de una República, por lo que nuestro país es, en Europa y en el mundo, una excepción.

Ayer, un Código de Nacionalidad. Hoy, una bufanda. Mañana, lo que sea: controversias en la pantalla, batallas sin motivo. No curaremos estas fiebres sin detectar la causa raíz.

Todos estamos pagando ahora, con una innegable confusión mental, la confusión intelectual entre la idea de República resultante de la Revolución Francesa y la idea de Democracia, como el modelo histórico anglosajón. Se cree que son sinónimos y cada uno toma un término por otro. ¿Por qué distinguirlos?

La sociedad liberal y consumista es solo un aspecto de la Democracia, pero tan dominante y comunicativa que se cree que es obligatoria, incluso en países donde la Democracia ha tomado otras caras.

¿Negar, por ejemplo, que una joven musulmana ingrese a un salón de clases hasta que deje su velo en el vestuario?

"Buena acción", proclamó el Republicano.

No, “¡mala acción! El demócrata se indignará.

"Secularismo", se dirá.

"Intolerancia", dirá el otro.

(Usted y yo hemos estado ensayando la escena últimamente).

¿Pelea de palabras?

No: incomprensión de los principios.

 

Podemos llamarnos Republicanos sin comportarnos como demócratas: algunos incluso ven esto como nuestra tentación, o incluso como nuestra herencia nacional. El Reino Unido, España, Bélgica y muchas otras monarquías constitucionales, por el contrario, testifican que uno puede ser demócrata sin ser Republicano.

Hay Repúblicas de nombre, que no tienen ni los principios ni las limitaciones de los nuestros: así Alemania y los Estados Unidos, que merecen plenamente su nombre de Democracias (aunque hubo mucha República en la Democracia de Lincoln, ya que el poder del Congreso todavía se muestra hoy).

La ausencia de una monarquía hereditaria no constituye una República, en el sentido fuerte y propio de la palabra, como tampoco el nombre de Democracia popular anunciaba el poder del pueblo.

Cada época tiene sus fetiches. Ahora tenemos, y eso es bueno, los derechos humanos, Europa, la sociedad civil, el estado de derecho. La Democracia es la más grande de esas grandes palabras y se nota desde lejos. Entendemos la atracción que ejerce sobre los pueblos de Europa del Este y China, la esperanza vertiginosa que encarna en sus ojos. Pero con nosotros, es una de esas frases que confunden género y especie, clase y orden.

Todos somos demócratas en Europa. ¡Viva las elecciones libres!

Ciertamente, oh cuánto. Pero el humanista no clama "viva las glándulas mamarias" porque todos los hombres somos mamíferos. Ballenas, cabras y humanos amamantan a sus crías, pero el humanista debe ser un poco más preciso y la humanidad debe esforzarse un poco más. Como el Homo sapiens es un mamífero más, la República es más Democracia. Más preciosa y más precaria. Más ingrato, más gratificante. La República es libertad, más razón. El estado de derecho más justicia. Tolerancia, más fuerza de voluntad. La Democracia, digamos, es lo que queda de una República cuando se apaga la Ilustración.

Es extraño en Europa que "una República indivisible, laica, democrática y social" según el preámbulo de nuestra Constitución de 1958 (o 1946).

Este estatus legal legitima un estado de cosas. Con una historia única, una constitución única. Esto da lugar a una serie de usos, inhibiciones, pasiones y deberes que nunca dejan de asombrar o indignar a nuestros amigos y vecinos democráticos. Como indican los artículos asombrados o tontos sobre el "asunto del velo" de los periódicos europeos más serios, no hace falta decir para un inglés o un danés que los franceses han vuelto a caer de cabeza. No se equivocan.

Desde 1789, y más exactamente desde 1793, cuando los necios tuvieron la audacia de arrebatarle a Dios, por primera vez, el gobierno de los hombres sobre un cantón del planeta, hemos sido marginales y vamos contra la corriente. Doscientos años después y a pesar de las apariencias, nuestra República no tiene equivalente real en Europa. En 1889, solo había dos Repúblicas en nuestro continente: Francia y Suiza. A pesar de algunos cambios de nombre, me atrevería a argumentar que la situación, cien años después, no ha cambiado mucho.

En Planetary Audience, aquí estamos aún más en el índice. En un mundo donde de unos 170 estados soberanos, más de 100 ya pueden ser calificados como religiosos, las naciones seculares forman una minoría descontenta. En la llamada Comunidad Europea secularizada, el laicismo no es en ninguna parte un principio constitucional. Tampoco es en los Estados Unidos de América (donde la Primera Enmienda solo estipula la separación de Iglesia y Estado), ni en la URSS, donde reinó durante sesenta años una religión de Estado, el marxismo-leninismo (las Iglesias obviamente no tienen la exclusividad del clericalismo). Los crucifijos siguen dominando, por supuesto, en las escuelas públicas de España.

La descristianización no impide que los pequeños daneses comiencen su día escolar con un salmo. Tampoco suena el "Dios salve a la reina" en Gran Bretaña, donde el anglicanismo es lo último en tecnología. Ni el Código Penal alemán (artículo 166) para sancionar la blasfemia, como el de Holanda, patria de la tolerancia, donde Rushdie tuvo que ser publicado solo en el artículo 147 de dicho código que castiga solo los insultos hechos a Dios, pero no a sus profetas. Recordemos que en Francia la blasfemia dejó de ser un crimen en 1791.

Acortemos las anécdotas. Pastores o sacerdotes funcionarios, educación religiosa obligatoria en la escuela a menos que los padres lo soliciten expresamente, partidos confesionales dominantes, una buena conciencia o una culpa omnipresente como telón de fondo: en la Europa del Mercado Común, la política no ha conquistado realmente su plena autonomía potencial sobre la religión, que también conserva el monopolio de lo espiritual. En el Vaticano y la Europa luterana, donde el Papa, los mulás y los rabinos luchan por recuperar el rebaño, la República sigue siendo un cuerpo extraño, lo que nada garantiza que sea inasimilable. ¿No se toman ahora las decisiones de la comunidad por mayoría?

El laicismo no tiene su razón en sí mismo: detenerse u obsesionarse con él es arruinarlo a la larga. Es solo un efecto secundario y se deriva de un principio organizador. La piedra angular de este "pilar" no es la Democracia, rara vez laica, sino la República, que necesariamente lo es. Su cuestionamiento es lógico. ¿No fue en el invierno de 1940 cuando se restablecieron los deberes para con Dios en los planes de estudio de la escuela primaria, y en 1941 se permitió que los párrocos vinieran y enseñaran el catecismo en clase? En el momento en que, escondida detrás de un augusto mariscal, una tecnocracia joven, competente y modernista se apoderó de Vichy, entre un Mea culpa y un Te Deum, a las órdenes del Estado francés, en lugar de la "República atea".

Bien lo sabemos: debemos poner más Democracia en nuestra República. Quitad esa mala grasa napoleónica, autoritaria y vertical; esta sobrecarga de notables, esta herencia monárquica, esta nobleza del Estado que la empasta. La República Francesa no se volverá más democrática siendo menos republicana. Pero siguiendo con su concepto, sin confusión.

Oponer la República a la Democracia es matarla. Y reducir la República a la Democracia, que conlleva la aniquilación de los asuntos públicos, es también matarla. ¿Cómo desenredarlos, si son inseparables? ¿Según qué criterio ideal? Todo gobierno, por estrecho que sea su horizonte, se basa en una idea del hombre. Incluso si no lo sabe, el gobierno Republicano define al hombre como un animal inherentemente razonable, nacido para juzgar y deliberar bien en concierto con sus compañeros.

Libre es quien accede a la posesión de sí mismo, de acuerdo entre obra y palabra. El gobierno democrático sostiene que el hombre es un animal inherentemente productivo, nacido para fabricar y comerciar. Libre es el que posee una propiedad, empresario o propietario. Aquí, entonces, la política prevalecerá sobre la economía; y allí, la economía gobernará la política. Los mejores de la República van al pretorio y al foro; los mejores en una Democracia hacen negocios. El prestigio que aquí da el servicio del bien común, o el servicio público, es el éxito privado lo que lo asegura.

En una República, todos se definen como ciudadanos, y todos los ciudadanos forman "la Nación", este "cuerpo de asociados que viven bajo una ley común y están representados por el mismo legislador" (Sieyès). En una Democracia, todos se definen por su "comunidad" y todas las comunidades hacen "sociedad". Aquí los hombres son hermanos porque tienen los mismos derechos y allí porque tienen los mismos antepasados. Una República no tiene alcaldes negros, senadores amarillos, ministros judíos o directores ateos. Es una Democracia que tiene gobernadores negros, alcaldes blancos y senadores mormones. El ciudadano no es co-religioso.

Por encima de la nación está la humanidad. Por encima de la sociedad, está Dios.

El presidente en París hace un juramento sobre la Constitución votada por los de abajo, y en Washington sobre la Biblia, que emana del Trés-Haut. El primero, después de su "¡Vive la République!" Vive la France! Finalmente, irá y será enmarcado en su biblioteca con los “Ensayos” de Montaigne en sus manos. El otro terminará su discurso sobre "Dios bendiga a América" ​​y se les tomará una fotografía con el telón de fondo de una pancarta con estrellas.

En una República, la libertad es una conquista de la razón. La dificultad es que, si no aprendes a creer, tienes que aprender a razonar. "Es en el gobierno Republicano", dijo Montesquieu, "necesitamos todo el poder de la educación". Una República de analfabetos es un círculo cuadrado, porque una persona ignorante no puede ser libre, participar en la redacción o conocer las leyes.

Una Democracia en la que la mitad de la población es analfabeta no es impensable.

En una República, el estado está libre de toda influencia religiosa. En una Democracia, las iglesias están libres de cualquier influencia estatal. Por "separación de Iglesias y Estado", queremos decir en Francia que las Iglesias deben hacerse a un lado ante el Estado, y en los Estados Unidos que el Estado debe hacerse a un lado ante las Iglesias.

Entendemos por qué: en el linaje protestante, caldo de cultivo para la Democracia, el derecho a disentir estaba incluido en la fe, siendo el espíritu de la religión uno con el espíritu de libertad.

En el terreno católico, el derecho a disentir tuvo que ser arrebatado por el Estado a la Iglesia porque se hacía pasar por la dueña eterna de la Verdad y el Bien. Y el rango asignado a los rectores universitarios y miembros de la Academia por protocolo Republicano es el que ocupan los cardenales y obispos en las ceremonias democráticas.

Una República antepone a sus escritores y pensadores.

Una Democracia a sus corredores de bolsa y prefectos de policía.

Buena indicación de la evolución del protocolo.

La idea universal gobierna la República.

La idea local gobierna la Democracia.

Aquí, cada diputado es de toda la nación.

Allí, un representante es de su única circunscripción o "circunscripción".

La primera proclama al mundo los derechos humanos universales, que nadie ha visto nunca.

El segundo defiende los derechos de los estadounidenses, o de los ingleses o de los alemanes, derechos ya adquiridos por comunidades muy limitadas pero reales.

Porque lo universal es abstracto y lo local concreto, lo que da a cada modelo su grandeza y sus limitaciones. Siendo la razón su punto de referencia supremo, el Estado como República es unitario y por naturaleza centralizado. Unifica sobre campanarios, costumbres y corporaciones los pesos y medidas, los dialectos, las administraciones locales, los programas y el calendario escolar.

La Democracia que florece en lo multicultural es federal por vocación y descentralizada por el escepticismo. "A cada uno lo suyo", suspira el demócrata, para quien sólo hay opiniones (y todas son iguales, al fin y al cabo). "La verdad es una y el error es múltiple", estaría tentado de responder el Republicano, a riesgo de poner en riesgo a los culpables.

El autogobierno y los estatutos especiales deleitan al demócrata. Este último no ve nada malo en que cada comunidad urbana, religiosa o regional tenga sus líderes "naturales", sus escuelas con programas adaptados, incluso sus tribunales y sus milicias.

Patchwork ilegítimo para un Republicano.

La Democracia puede permitir que proliferen los particularismos, que el egoísmo explote porque “In God We Trust” es su lema íntimo, que está escrito en cada billete verde. La única nación bajo Dios no está en peligro de desmoronarse porque Dios es un buen federado.

Puede mostrarse materialista en abundancia, individualista diabólica porque el consenso intercomunitario se apoya, sea cual sea la diversidad de canales confesionales, en el mensaje de Abraham, (colocado en la mesita de noche de todas las habitaciones del hotel).

Los Liberales que quieren importar la mitad de la Democracia a una República, sin su componente religioso, no están reemplazando lo que están destruyendo porque, apartados de su credo puritano, esta forma de gobierno se convierte en una jungla sin fe ni ley. El pragmatismo está fuera del alcance de la República, que se desvanece sin un "gran designio". Para la metafísica que necesita cualquier ciudad terrestre, no puede pedirla al Creador ni a ninguna Revelación. Debe ser su propia trascendencia para sí mismo. Por tanto, puede morir de gestión.

En una República, el estado domina la sociedad.

En Democracia, la sociedad domina al estado.

El primero atempera el antagonismo de intereses y la desigualdad de condiciones por parte del Estado de derecho;

El segundo los ordena a través de la forma pragmática del contrato, punto a punto, de mutuo acuerdo.

En el reinado de los funcionarios, donde el Estado, "rector y vector de la formación nacional" (Pierre Nora), también ha asegurado, y durante mucho tiempo, la regulación social, se opone a la de los juristas en tierras comerciales y protestantes, donde la regla viene de lo local y lo privado.

También el número de juristas (abogados, notarios, asesores legales) en Francia es mucho menor que el de los países vecinos: 1 por 2000 habitantes, pero 1 por 1000 en Gran Bretaña, 1 por 1200 en la RFA y 1 por 500 en Estados Unidos.

 

Una República se hace primero con Republicanos, en espíritu.

Una Democracia puede funcionar al pie de la letra, con relativa indiferencia, apoyándose en la fría objetividad de los textos legales.

El 50% de las abstenciones en las elecciones le quitan sustancia a una República, pero no socavan una Democracia. El gobierno de los jueces no es Republicano. No sólo porque despoja al pueblo legislativo de su soberanía, exime a todo ciudadano de querer, en su alma y conciencia, lo que las leyes le dictan.

 

Y esto no contradice el hecho de que la Democracia honra el moralismo porque confunde lo privado y lo público, las virtudes personales y las obligaciones cívicas. Aceptamos con mucho gusto Caridad por justicia, el abad Pierre por faro, Cruz Roja y los “Restos du Cœur” por una respuesta satisfactoria a la "cuestión social".

La República que separa cuidadosamente lo privado de lo público —por las mismas razones que separa lo espiritual de lo temporal— se niega a juzgar a sus hombres públicos sobre su vida privada (como en los Estados Unidos). Prefiere la buena ciudadanía. A sus ojos, no jugamos a la buena política con buenos sentimientos o incluso moralidad. Por tanto, le puede ocurrir ejercer la justicia sin caridad.

 

Una Democracia, ya sea pequeña o mediana, o endeudada con su pasado, puede tener la condición de protectorado militar sin incomodidad ni negación. Alemania, Japón, Italia son Democracias. Una República no puede entregar la tarea de defenderse a un tercero sin negarse a sí misma como República. La libertad en el interior es una con la soberanía en el exterior. A esto se le llama patriota que, sin separar nunca el amor a la libertad del amor a su patria, no reconoce en su patria ninguna superioridad esencial sobre sus vecinos.

Al oprimir más débilmente que ella misma, una República viola sus propios principios, y tarde o temprano lo descubre.

En Democracia, los patriotas llevan el nombre de nacionalistas, que son gente formidable porque están dispuestos a cambiar la libertad por el poder.

 

Donde cada ciudadano debe poder responder por la libertad de los demás, y, por lo tanto, si es necesario, portar armas, la nación se coloca en el ejército y el ejército en la nación. ¿Qué sería la igualdad de los ciudadanos ante la ley sin igualdad antes de la muerte y, en adelante, el servicio nacional?

El principio Republicano recomienda el ejército de reclutamiento.

En una Democracia, la defensa nacional es a menudo en tiempos de paz la prerrogativa de los profesionales (como en los Estados Unidos y el Reino Unido).

 

En una República, la ciudadanía no depende de una situación fáctica sino de un estatus legal. El derecho al voto, por ejemplo, lo tiene o no, pero si lo tiene, es por derecho propio. La soberanía popular no se puede dividir en rodajas y los derechos políticos no son jerárquicos.

Una Democracia, por otro lado, puede admitir tener ciudadanos de primera, segunda y tercera clase (un poco como en Atenas): solo ella puede distinguir entre "derecho a votar en las elecciones municipales" y "derecho a votar en las elecciones nacionales" - distinción contraria a la ética en cuanto a la legalidad republicana.

 

En la República, hay dos lugares clave en cada aldea: el ayuntamiento, donde los funcionarios electos deliberan en común por el bien común, y la escuela, donde el maestro enseña a los niños a prescindir del maestro. O, para hacer una imagen, la Asamblea Nacional y la Sorbona.

En una Democracia, estos son el templo y la droguería, o la catedral y la Bolsa de Valores.

 

La República, en el niño, busca al hombre y sólo aborda en él lo que debe crecer, a riesgo de dañarlo.

La Democracia halaga al niño interior, temiendo aburrirlo si lo trata como un adulto.

Ningún niño es tan adorable, dice el Republicano, que quiere que el estudiante se levante.

Todos los hombres son adorables porque son básicamente niños grandes, dice el demócrata.

Se puede decir más sin rodeos: a la República no le gustan los niños. La Democracia no respeta a los adultos.

 

En una República, la sociedad debe ser como una escuela, cuya misión principal es formar ciudadanos capaces de juzgar todo por su luz natural.

En Democracia, es la escuela la que debe asemejarse a la sociedad, siendo su misión primordial formar productores adaptados al mercado laboral. En este caso, exigiremos una escuela "abierta a la vida", o incluso "educación a la carta".

 

En una República, la escuela puede ser solo un lugar cerrado, encerrado detrás de sus propios muros y regulaciones, de lo contrario perdería su independencia (sinónimo de laicismo) con respecto a las fuerzas sociales, políticas, económicas o religiosas que la atraen a la tonalidad y al día. Porque no es la misma escuela, una pretendía liberar al hombre de su entorno y la otra integrarlo mejor. Y aunque se considerará que la escuela republicana produce desempleados ilustrados, la escuela demócrata se verá como un caldo de cultivo para los tontos competitivos. Así va la maldad, por el fuego cruzado.

 

La República ama la escuela (y la honra); la Democracia le teme (y la descuida). Pero lo que más aman y temen sigue siendo la filosofía en la escuela. No hay forma más segura de distinguir una República de una Democracia que observar si la filosofía se enseña o no en la escuela secundaria, antes de ingresar a la universidad. Veremos que, en la parte más democrática de Europa, la del Norte, de origen protestante, la educación religiosa se da en los grados finales.

 

Los sistemas educativos democráticos consideran la filosofía como un alma extra opcional, que se comparte entre pastores y poetas.

En una República, la filosofía es una asignatura obligatoria, que no pretende exponer doctrinas sino dar lugar a problemas. Es la escuela y en particular el curso de filosofía lo que, en una República, vincula a los intelectuales con el pueblo de manera orgánica, sea cual sea el origen social de los alumnos.

 

Porque es una idea, filosófica, la República es interminable, se continúa indefinidamente en la historia, y lo que la lleva adelante es ese mismo infinito, ese auto descontento. Farsa que es un hecho sociológico que la Democracia teme ser bella en su espejo. Esta autosatisfacción, bastante frecuente, permite una propaganda etnocéntrica pero eficaz, considerándose insuperable, una Democracia se presenta como un modelo global, no sin buena conciencia. Sabiendo que es imperfecta, y siempre demasiado particular con respecto a la República universal que reclama, una República nunca será más que un ejemplo.

 

En una Democracia, donde manda la opinión, manda el dinero. Los aparatos para producir opinión cuestan cada vez más. La imagen degrada la idea, lo oral domina lo escrito; y en las campañas por la Democracia, el cartel muestra la foto en color (costosa) del candidato, no su profesión de fe en blanco y negro (barata).

 

Así ordena el anunciante al político, que por regla general tendrá que maniobrar, tras su elección, bajo el chantaje mediático. Regulará su política según las imágenes que podamos o no podamos dar de ella, ajustando sus sucesivas decisiones a los grados de un llamado barómetro de opinión, mostrándole cada semana el índice de popularidad de los demás. Así como el director de un canal de televisión ajusta la oferta bajo demanda en su programación según los resultados de los rattings.

 

En una República, el principio, que no es el compromiso de intereses, regula el comportamiento. Un partido político, por ejemplo, no es una máquina para ganar y mantener el poder. No está de acuerdo en una cara o en una promesa vaga, sino en un programa, y ​​si el soberano contrata con él, por su voto, esta parte estará obligada a cumplir su contrato.

 

Así como no confunde educación con información o la búsqueda de las razones primarias de las cosas con las últimas noticias del mundo, la República no hace la amalgama entre el sufragio y la votación, la ciudad y la sociedad. Para quienes confunden al pueblo y a la multitud, lo instituido y lo desatado, terminan confundiendo justicia y linchamiento. Qué debería ser y qué es. Lo que merece quedarse y lo que merece pasar.

 

Por tanto, la palabra clave en Democracia será comunicación. Y en una República, una institución. No es de extrañar que, en el vocabulario Republicano, maestro o profesor sea un término noble, como cargo, mientras que tiende a avergonzar en una Democracia. Del rectángulo sagrado, pizarra o pantalla pequeña, se derivan dos tipos de nomenclaturas. Cada régimen tiene su nobleza. La de la vida y la del diploma. El periodista, el publicista, el cantante, el actor, el empresario conforman el Gotha de una Democracia. El profesor, el tribuno, el escritor, el erudito e incluso, paradójicamente, el oficial, componen el alma de una República.

 

Una Democracia puede vivir tranquila en el estruendo circundante, segura de que a largo plazo un orden emergerá por sí solo. En la República, la distinción y el discernimiento requieren encierros y períodos de silencio. El primero se puede definir como optimismo del ruido y el segundo como optimismo de la meditación. El "festival de música" (como se llama ese día al ruido) encarna la filosofía de una Democracia, el minuto de silencio concentra el alma de una República.

 

 

 

La memoria es la virtud principal de las Repúblicas, así como la amnesia es la fuerza de las Democracias.

Donde el hombre hace al hombre, cada niño que nace tiene seis mil años. Cuando todo lo que tienes es historia para ti mismo, aislarte del pasado sería mutilarte. Cuando es Dios quien hace al hombre, lo rehace intacto en cada nacimiento. No es necesario recordar lo que teníamos ante nosotros, cada época comienza una aventura de nuevo.

 

Los más altos honores se reducirán a las bibliotecas o allá en los televisores. Porque, si las bibliotecas son los cementerios predilectos de los grandes muertos, cuyo culto define la cultura, la televisión mata gratamente el tiempo. Una República como una biblioteca está formada por más muertos que vivos, mientras que en una Democracia como en la televisión sólo los vivos tienen derecho a informar a los vivos. Cada sistema tiene sus inconvenientes, los discutimos.

 

La República ama la igualdad, sin ser igualitaria. Porque no es la justicia sino el resentimiento lo que intenta nivelar las condiciones y las recompensas independientemente de la capacidad y el esfuerzo. Se trata de proporcionarlos, problema eterno sin fórmula maestra, cuya solución siempre precaria exige la lucha sin fin por la justicia. La igualdad social no está en el programa de la Democracia, donde hablamos más alto sobre las libertades públicas e individuales, ya que queremos superar la vergüenza causada por las desigualdades económicas.

 

Bajo el término "igualdad", el demócrata puede contentarse con la igualdad legal ante la ley; pero el Republicano añade necesariamente una cierta equidad de condiciones materiales, sin la cual el pacto cívico se convierte, a sus ojos, en una pretensión leonina. El hecho de que miles de marginados e intocables mueran allí todos los días en las aceras no impide que la India sea una Democracia genuina (a pesar de su nombre de República). El hecho de que en Nueva York miles de personas sin hogar y drogadictos duerman en parques en invierno, que los pobres tengan sus hospitales y sus escuelas y los ricos tengan los suyos, sin comparación, no quita mérito a la influencia global y justificada de la Estatua de la Libertad. Ya no hay República en un país, pero todavía hay Democracia cuando la brecha en ingresos y activos es de 1 a 50.

 

El ideal republicano postula un cierto respeto por las proporciones. Los asombrosos sueldos de las estrellas y poderosos de la época, por casualidad revelados al público, despiertan en los demócratas quebrados sólo un encogimiento de hombros, rescates, dirá, de la libertad de emprender. Para el republicano, en cambio, no se trata de hacerse pasar por un asceta o un espartano para denunciar las lagunas del lujo y el aumento de privilegios. La pobreza mueve una Democracia y sacude una República. El primero quiere un máximo de solidaridad y algunas donaciones. El segundo, un mínimo de fraternidad y muchas leyes. Y lo que uno confía a las fundaciones, el otro lo pide primero a los ministerios.

 

También podemos traducir estas dos sensibilidades en ideologías tranquilizadoras y repetir con los grandes antepasados ​​el Socialismo, es la República, y el Liberalismo, la Democracia, ambos llevados al límite. Pero esta oposición perfectamente exacta parecerá retro a los lectores de "Globe". Los propios Socialistas, estos "viejos Republicanos", que ahora quieren ser jóvenes y modernos, el tema de la "desigualdad social" va detrás del viejo tema de los "derechos humanos".

 

Un Republicano se cuidará de no disociar al hombre del ciudadano porque es la pertenencia a la ciudad la que le da al hombre sus derechos políticos. Desde el momento en que el individuo ya no es tratado como un ciudadano sino como un individuo privado, la esclavitud se vislumbra en el horizonte y, de inmediato, la arbitrariedad, que es la ausencia de leyes. La libertad en una República le llega al individuo sólo por la fuerza de la ley, es decir, por el estado. No es de extrañar que los demócratas solo hablen de "derechos humanos" cuando un Republicano siempre agrega "y el ciudadano". Adición que a sus ojos no es un complemento sino una condición. Pues el laicismo es condición de tolerancia y no su contrario.

 

Esto no impide en privado, y muy a menudo, que el Republicano se resista al tiempo y se convierta en un "individualista" y el Demócrata, un alma porosa que lo social obliga, como un "socializado". El individualismo, cuya religión es la Democracia, se convierte entonces en el alma de un mundo sin individuos, el aroma espiritual de las ovejas. Es más probable que las estadísticas promuevan una opinión mediocre a una opinión ilustrada. Los trastornos que veneran la diferencia, ridiculizan vulgaridades y ortodoxias, bautizan "Libertad" como "haz lo que quieras", a veces se parecen más que a las mentes ordenadas para quienes la libertad consiste en pensar bien y hacer lo que hay que hacer. El tema no siempre es lo que crees que es.

 

Llenar las brechas entre los individuos es el ideal de un mundo donde se dice que una discusión es útil cuando permite a los oponentes armonizar en última instancia sus puntos de vista al suavizar los bordes, como si la Democracia nos impusiera este deber hacia los demás: estar de acuerdo.

En una República, no consideramos innecesario debatir para aclarar nuestras diferencias, ni siquiera para agudizarlas en el respeto mutuo. "Los extremos me afectan" es la palabra de un Republicano. “Todo lo excesivo es insignificante” el de un Demócrata.

El desafío del Republicano: combinar la maldad con la cortesía. Como podemos ver, este régimen que primero necesita espíritus inconvenientes es inconveniente.

 

La Democracia, que funciona por consenso, necesita escándalos y "revelaciones", como "in" y chic, para aburrirse, con la moda como sombra del conformismo. Monstruo de orgullo y alma noble, Stendhal es el Republicano por excelencia. Su amigo Mérimée, un Demócrata profundo. Victor Hugo es Republicano, Sainte-Beuve es Demócrata (Flaubert, ni uno no otro). Había que ser un poco señorial para decirle no a Napoleón III, amigo de los pobres y declarado campeón de la Democracia, a quien el sufragio universal dio la mayoría hasta el final. En minoría, un Republicano se enciende. Un Demócrata minoritario es un hombre (o mujer) deprimido.

 

No podría haber un juego de mesa más contemporáneo que "¿quién es qué? »Joxe y Chevènement, ¿« Republicanos »? Lang y Jospin, ¿"Demócratas"? Chevénement ha honrado a la Escuela, pero Joxe admite fácilmente el "pañuelo" en la escuela pública. Nada es fácil. Mitterrand parece "Republicano" en la adversidad, "Demócrata" cuando hace buen tiempo, viento en popa (mejor que al revés). Janus Bifrons, ahora pasa días tranquilos en el Palacio Elíseo. Michel Rocard es un Demócrata típico.

 

En los pasillos del poder en todas partes, los Republicanos han cedido. Por regla general, al Republicano no le gusta la economía, que le devuelve el dinero. Los inspectores de finanzas aman la Democracia. Sabemos que tener la economía como ideal conduce rápidamente a la economía del ideal. Por el contrario, no hacer tus cuentas es abaratar el sudor de los hombres. ¿Demasiado economismo matando a la República? Tampoco es suficiente. Nada es fácil. "Le Monde" fue durante mucho tiempo un periódico "Republicano". "Liberation" ha sido un periódico "Democrático" desde el principio, Anti-Republicano de nacimiento, en cierto modo, por descendencia desde los sesenta y ocho años.

 

Esto podría dar lugar a una pequeña y divertida característica para una larga noche de invierno. Tan fuerte es la interpenetración de tipos que estarás seguro, al decir la verdad, de cometer un error también, pero ¿cómo puedes resistir la tentación de observar que el Republicano es mejor por escrito y el Demócrata en la oratoria? Uno seduce (hombres o mujeres) marcando su distancia: es frío. Él (o ella) puede jugar con eso. Es un ser leal, pero egoísta. El otro es cálido, de más fácil acceso. Inmediatamente ofrece buenos momentos a todos. Es un ser de proximidad. De la fugacidad también.

 

Cuando habla en público, el Republicano parece enfático o frágil. Lo que dice puede ser correcto, pero suena falso. El Demócrata es juguetón y quisquilloso: puede que no sea cierto, pero suena cierto. Para este, un hombre en la cima de las listas no puede ser del todo malo. Ni un autor no reconocido realmente bueno. El otro también leerá su Top 50 de abajo hacia arriba. ¿Es el Republicano misógino? ¿Y el Demócrata andrógino? Los clichés sexuales son peligrosos en nuestra cultura. Pero esclarecedor, las polaridades. Digamos entonces que el Homo Republicanus tiene los defectos del masculino, el Homo Democraticus las cualidades del femenino. El Republicano importa especialmente el tiempo que pasa, el que carcome y degrada la energía.

 

De ahí la angustia, la tensión. Nos endurecemos porque se deshace por sí solo. El clima es lo primero que les importa a los Demócratas. No te preocupes, las estaciones están cambiando y el sol vendrá después de la lluvia. Los jeans después del chador. Reconciliación después de la batalla. Cree tan poco en la guerra que ya prepara la paz con el primer disparo. Es peligroso en tiempos de crisis. ¿Quién es el sabio, quién es el necio? ¿Como saber? Estos dos deberían casarse. Reduciría el riesgo. Está seguro. La vida lo hace todo por sí mismo, como un juego.

 

En materia política, apenas se aconseja la crítica de las bellezas. Preferimos detenernos en anomalías y monstruosidades. No sin razón: nos revelan, dicen, el fondo de las cosas. Hay una patología de la República. En el siglo pasado, Hippolyte Taine, el autor menos leído y más citado por nuestros izquierdistas modernos (sin su conocimiento), ha dicho todo sobre el jacobino glacial y desalmado, descarriado por el espíritu de la geometría, despreciando a los hombres reales en el nombre de una idea del hombre.

 

Este teórico "abominable", este "regente de la universidad" es un peligro público ambulante. Míralo pasar. Seco, delgado, sospechoso: una guillotina en el fondo de sus ojos. Escúchalo hablar. Explica todo y no entiende nada. Y no todo está mal con esta caricatura conservadora. Es cierto que una República enferma degenerará en cuartel, como una Democracia enferma en burdel. Una tentación autoritaria aguarda a las Repúblicas inconvenientes, como la tentación demagógica de las Democracias complacientes.

 

Sería decente colocar los deslizamientos uno frente al otro, pero los oponentes de cada modelo clamarán por una falsa simetría. Es un hecho que hoy en día la crítica al modelo Republicano se ejerce fácilmente sobre la base de su enfermedad. En la firmeza de principios denunciaremos la rigidez de las actitudes; en el deseo de coherencia, el gusto por la coacción; en lógica, la sencillez. El Republicano acusado sólo encontrará una ventaja para devolver el cumplido al Demócrata: ¿me encuentra arrogante (el término más frecuentemente asociado con "francés" en todas las bocas de Europa)? Te encuentro muy complaciente. Dogmático, ¿yo? Mírate en el espejo, joven más ecléctico que te estás muriendo. Elogias tu flexibilidad para esconder tu suavidad. ¿Realista, tu? Oportunista, querrás decir. ¿Me ves como un guerrero y un sectario? Te veo capitular y con corrientes de aire. Estos intercambios de cortesías permiten que cada campamento cierre filas. La diatriba tiene la ventaja de evitar el diálogo. Todo el mundo es hermoso en el espejo deformante del vecino: la controversia a través de la patología es un truco clásico del narcisismo.

 

No es casualidad que las formas monstruosas de la República susciten ahora mil veces más burlas que las de la Democracia. El informe de sarcasmo traduce el informe de fuerzas. En la República Francesa de 1989, la República se convirtió en minoría. Y la minoría a los ojos del Demócrata sigue siendo fea.

 

El Demócrata ganó. El Republicano parece estar librando solo batallas de retaguardia. Esta victoria por nocaut no significa el final de un partido, por la sencilla razón de que no hubo enfrentamiento sino un deslizamiento de placas tectónicas bajo nuestros pies. La nación sigue hablando como República, la sociedad actúa y piensa en Democracia. Hay una brecha entre la norma y la cultura, entre la historia de Francia y la vida de los franceses. Esta diferencia de fase entre el protocolo y los usos explica el exceso de estudiantes y profesores.

 

Como muestran las encuestas del velo, un francés mayor de 45 años tiene dos de cada tres posibilidades de reaccionar como Republicano y menos de 25 como Demócrata. La República parece idea de un anciano. Las escuelas seculares tampoco son "geniales". Implican deberes cuando todo lo que nos rodea nos habla de derechos humanos, tener sin deudas, placer sin dolor. Integración sin reglas. ¿A los Demócratas les gustan más los jóvenes que los principios? Esto no es noticia. Los tiempos son amplios, no curvos; en las hombreras, no en la blusa gris. Hay que vivir con los tiempos, independientemente de la ley si ella es de otra edad. Así que en 1989 celebramos el nacimiento de la idea francesa en formas estadounidenses, y todos aplaudieron en el desfile de Goude, apoteosis Democrática, abominación Republicana. "Me robaron mi Bicentenario"? No: me han robado mi República.

 

Digamos que hubo un desajuste entre la intención y el resultado. Abandonada en 1981 para “reconciliar socialismo y libertad”, una aventura grandiosa, la izquierda llegó a reconciliar a Raymond Barre con Harlem Désir. Esto es meritorio, pero no realmente sobrehumano, porque no estaban realmente reñidos (la amabilidad nunca había perjudicado a la Bolsa de Valores). Bajo el nombre de "socialismo", los descendientes del Partido Republicano abogan y practican la Democracia liberal, Michelet dio a luz a Tocqueville. Bueno o malo, la sorpresa merece una explicación.

 

No vamos a profundizar aquí en las crisis, mutaciones, metamorfosis, colapsos, desbordes que enviaron al modelo Republicano a la puerta, en casa. Los sociólogos hacen muy bien su trabajo, y obviamente es un fenómeno social que la abdicación de la idea frente a la imagen, del padre frente al hijo publicitario, de lo público frente a cultos privados.

 

Debemos mencionar el debilitamiento material, objetivo y mensurable de Francia en el mundo. Esta mejora ha arrasado los viejos setos de la arboleda, dando rienda suelta al viento americano que barre todo a su paso. Mientras lo suave persigue a lo duro, el vaquero patea las chanclas, el compacto a los 45 rpm. Y el fax al Belino. Los sociólogos hablan de aculturación, como los filósofos de la alienación en el pasado, para describir aquellas situaciones en las que lo propio se experimenta como otro y lo extraño como propio.

 

La República, aparentemente afectada por la obsolescencia tecnológica como producto de primera generación, es percibida por sus inventores como una cosa extraña y extraña, un folcklore un tanto cómico. No sólo porque las ciencias sociales hayan suplantado a la filosofía en la universidad, sino porque a ambos lados de la calle Soufflot, en la esquina del bulevar Saint-Michel, un tiempo libre y un McDonald's han sustituido al Maheu y al Capoulade. Las formas del entorno urbano tienen más impacto de lo que se podría pensar en el contenido educativo. Lo que comemos, lo que creemos y lo que escuchamos, lo que esperamos.

 

Nuestro establecimiento intelectual, que mira la historia de Francia desde las tiendas de autoservicio al otro lado del Atlántico, no puede superar nuestros menús de precio fijo. Así que se retractó de “De la República en Francia” en “De la Democracia en América”. Dando la espalda a Michelet, este ingenuo, este bombero, pidió al señor Tocqueville que presentara 1789 al público, es decir, que explicara la Revolución como una simple etapa local del advenimiento de la Democracia mundial, que pone la Revolución entre paréntesis, y a la República.

 

Nuestro establecimiento de medios presenta un "el fin de la historia" del Sr. Fukuyama, un funcionario del Departamento de Estado de EE. UU., quien, en la revista "Interés nacional" (¿se puede imaginar una revista francesa con ese título?), Traduce muy inadecuadamente lo que M. Kojève explicó muy sutilmente en París después de la guerra y en su estela decenas de filósofos franceses. Nuestro establecimiento político es para el progreso de que un gobierno de izquierda se apodere del Consejo de Estado y no del Parlamento en la cuestión de la escuela. "Estado de derecho" es elegante, "Pueblo soberano", anticuado. ¿No es el gobierno de los jueces la última palabra en Democracia? ¿No son las "autoridades administrativas independientes" en todas partes garantes de objetividad y neutralidad? Bueno, arqueólogo, el ingenuo que cree que el juez estaba ahí para aplicar la ley, y el ciudadano para hacerlo. Es todo lo contrario.

 

Deberíamos hablar sobre la degradación del estado y la idea del estado interior. El declive del servicio público bajo el disfraz de la lucha contra los monopolios estatales. La salvación a través de la privatización, el mecenazgo y el patrocinio, la alineación de los canales públicos con los privados, y tantas conversiones ampliamente descritas. La República no quiere un Estado fuerte sino un Estado digno. Cuando, con la disminución de los recursos presupuestarios, la dignidad se vuelve sobrevalorada, el best-seller democrático gana el mercado. No es una elección sino un automatismo.

 

Habría que evocar la crisis de la razón y el universal del siglo XVIII, Hiroshima y Chernobyl, pero también Lévi-Strauss, Freud, Nietzsche y el padre Marx que, sin duda, relativizó los absolutos de Condorcet, todos los presupuestos, que su club de pensamiento bautizó ingenuamente la Sociedad de Amigos de la Verdad, que fue la primera en Francia en lanzar, en 1791, el manifiesto Republicano. Por no hablar del regreso de la familia y los buenos sentimientos, la victoria de las agallas sobre la lógica, del humanitarismo sobre el humanismo. La promoción del médico y la depresión del activista. El resurgimiento de la vida asociativa y la evaporación de los partidos.

 

Cabe mencionar la descentralización, el regreso de los notables, la nueva gloria del feudalismo provincial, el regreso de Maurras desde la izquierda, el “vivir en el campo” y el “derecho a ser diferente”. La rehabilitación democrática del Antiguo Régimen y sus "diversidades". La regionalización educativa, el abandono subrepticio de la competencia nacional, así como de la fiscalización general, en definitiva, la licuefacción de la escuela como institución en beneficio de las "comunidades educativas". Ante todo, deberíamos hablar de Europa, nuestro hermoso mesianismo de los ricos.

 

Este estómago grande y blando apenas se nota. Estamos en él y su acción es lenta. Los jugos gástricos comunitarios disuelven silenciosamente los diversos residuos de accidentes de la historia europea. Una contracultura bastante singular, la República fue una de ellas. Su digestión se hace Democráticamente por mayoría. Reduciendo los márgenes de la soberanía estatal y subordinando al legislador al tecnócrata, que no responde de nada a nadie. ¿Se ajustará la papilla? No más de uno nace secular, uno no nace Republicano: uno se vuelve uno. También podemos, y por las mismas razones, dejar de serlo. La República no es una predestinación sino una situación. Se gana con gran esfuerzo, pero se pierde sin ningún esfuerzo. El futuro dirá si la "integración europea" designará o no la mejor manera de que Europa se quite del zapato el guijarro francés, que nuestra Revolución había deslizado en su partida, el villano.

 

En la Europa de las regiones, capitales y religiones, el primer estado-nación del continente se está quedando atrás. Pensamos que íbamos por delante porque habíamos expulsado al Buen Dios de la presidencia, para que una sociedad no se basara en la obediencia de los fieles, ni en el apetito de los consumidores, sino en la autonomía de los ciudadanos. Si Dios vuelve a todas partes con sus capuchinos y sus comerciantes, con fuerza o con dulzura, donde la vanguardia se ve arrastrada. Para ser competitivo, ¿Francia tendrá que aligerar su estilo de vida, para relajarse de alguna manera? Una República en Bruselas, ¿no es engorroso?

 

El modelo de país liberal, que asume cada vez menos ciudadanos en las calles y cada vez más individuos en casa, inspira la Comunidad de las concupiscencias, no la de los principios. "Eppur se muove". ¿No es huir de la realidad para vestir la Europa de los banqueros, la única que existe, con el calor de una Europa de los trabajadores cuya esperanza solo brilla en nuestros banquetes?

 

La izquierda francesa ha hecho de la construcción europea un mito de sustitución, supuestamente para llenar el vacío dejado en la mente de las personas por el abandono del proyecto de construir una nueva sociedad (esta última se ha derrumbado, como el barco del amor, contra la realidad). Puede que no tenga elección. Pero esto es una trampa: si los Socialistas quieren ser buenos europeos, serán malos Socialistas. Y viceversa.

 

Los buenos Republicanos bastarían. Y que, en lugar de aprender los fundamentos de la Democracia liberal de nuestros socios, como buenos estudiantes merecedores, deberían ser lo suficientemente lúcidos y descarados como para ofrecerles los fundamentos de la República (laica y democrática). No hay nada que Europa necesite más hoy: devolver a las personas su dignidad como ciudadanos.

 

Si el espacio público ya no les da esta dignidad, la buscarán en otra parte. Porque no hay vínculo social sin referencia simbólica. Si el estado común a todos perdiera el suyo, las iglesias y tribus pronto lo reemplazarían en esta función unificadora. Con una simple llamada de aire. Cuando una República sale de puntillas, no es el individuo libre y triunfante el que ocupa el campo. Generalmente, el clero y las mafias le queman cortesía, ya que es cierto que cada baja moral del poder político se produce a costa de un avance político de las autoridades religiosas, y una nueva arrogancia del dinero feudal.

 

Porque sentir no es suficiente. Necesitamos la libertad personal de las instituciones, la voluntad razonable de los miembros. Se derrumban sin marco. Una sociedad de compasión y palabras amables, sin reglas ni disciplina, abre la puerta a una dureza imprevisible. Ayer fue el Estado y su censura lo que amenazó la autonomía individual, como la libertad de conciencia y expresión. Hoy, es la "sociedad civil" - el ajetreo y el bullicio de los apetitos y las intolerancias enmascaradas - que están acumulando los mayores peligros (las demandas de prohibición y exclusión).

 

La ley del corazón por sí sola no puede hacer frente al surgimiento de poderes cada vez más intolerantes y descontrolados: los medios de comunicación, el clero, la ciencia, la administración. La defensa de la autonomía individual pasa ahora por la defensa del Estado Republicano y de la sociedad que le corresponde. La ironía de convertir el más imposible de los regímenes políticos en el más necesario. El más anticuado, en el más futurista.

 

¿Y si la República, que es ayer, vuelve mañana? No sería la primera pirueta de la ópera-planeta que no ha dejado de seguir dentro del lema de Giuseppe Verdi: "Miremos al pasado, será el progreso". Para ser decididamente modernos, atrevámonos a ser arcaicos.

 

Fue resucitando la Antigüedad grecorromana que los hombres de la libertad, estos grandes nostálgicos, desde el siglo XVIII hasta la retaguardia, precedieron a todos sus contemporáneos. Nosotros también olvidamos que el Antiguo Régimen fue su propia modernidad. Al no encontrarlo lo suficientemente moderno, derrotaron lo viejo por lo antiguo: el estilo Luis XV por la retórica Brutus, Boucher por David. La invención del futuro tiene estos trucos, como si la historia a veces tuviera que dar un paso atrás para saltar mejor.

 

Ayer quisieron encerrarnos en el dilema del Capitalismo Liberal, elegante y cínico y del Socialismo Estatista, idiota y cínico. Hicimos bien en no elegir. El primero no satisface lo esencial del hombre, que es de carácter cultural. El segundo, que murió, ni siquiera proporcionó el mínimo de subsistencia. Para contrarrestar al resto de los Homo Religiosus de hoy, nos gustaría convocarnos a unirnos al Homo economicus a que respondamos: muchas gracias, el reconocimiento cívico de todos es suficiente.

 

De hecho, podría ser que el progreso, retrógrado a su manera, nos dé a elegir entre dos tipos de retorno: regresión Religiosa o regresión Republicana. Las tribus o la nación. Los capuchinos o los principales. En cuyo caso, tendríamos todo el interés en pedirle a Condorcet, Michelet y Jules Ferry que regresen y hagan tres pequeñas vueltas en la televisión. Una República Francesa que no fuera inicialmente una Democracia sería intolerable. Una República Francesa que no fuera más que una Democracia como las demás sería insignificante.

 

 

Regis Debray.-

 

 

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