28 feb 2012

VLPO


Lunes 27 de Feb 2012.-

Caminando por Vlpo.-

Estoy descansando unos días en Vlpo., hermosa ciudad, aunque también tiene su lado de suciedad y fealdad.

Voy caminando por Vlpo., ciudad cosmopolita, que mezcla el casco antiguo con edificios más modernos, donde existe la belleza de su arquitectura y la suciedad de sus calles.

Dónde están la dueña de casa o el marido, para barrer su espacio de la calle ??
Uno más uno, y  todos limpiando, transformaría la ciudad en la más bella de Chile.

La sueño hermosa, limpia, con sus paseos peatonales llenos de flores, con espacios para recorrer la ciudad en bicicleta, y otros para caminar junto a mi mascota. Sus inmensos gomeros, nos cuentan de la fuerza de las plantas, se tomaron este espacio, ellas está felices acá.

El humo tóxico de sus micros contamina la ciudad, aunque el viento se lleva ese aire al mar. Vemos los buses pasar, al lado pasa un trolebús, detrás viene otro. La gente se asoma por las ventanas, no sé si logran disfrutan de su ciudad.

Hermoso Vlpo., sus calles; su verdor; sus cerros; sus casas; su inmenso mar; sus botes; sus barcazas; sus barcos, que llegan de todos lados; sus muelles, con sus grúas, mudos testigos de una historia de esfuerzo que pocos conocen; y aquel horizonte que nos invita a viajar, susurrándonos al oído que hay algo más allá, que un otro se acerca, que alguien partirá para no volver.

Veo a sus adultos botar la basura al suelo; otros hacen sus necesidades en la calle, en la penumbra de la noche, detrás del arco de triunfo que los ingleses regalaron a la ciudad; sus malos olores, sus muros rayados por unos “pendejos” que nunca aprendieron a respetar a nadie ni a nada, ni a ellos mismos.

En la región, el festival de la canción, llena la Quinta Vergara en febrero de cada año, dejando sus calles sucias. Juntas todo Vlpo y Viña, generan una cantidad de basura no antes vista. Dónde están los barrenderos para hermosear estas ciudades, con sus impecables uniformes? O le da lo mismo a la autoridad? Cómo están organizados, dónde está la gestión?

Al pasar por la calle Brasil, bajo sus hermosas palmeras,  caminando hacia la Plaza de la Victoria, por el sector del Mercado Cardonal, los trozos de sandía están tirados en el suelo, como si la noche anterior, alguien hubiese intentado comerse unos pedazos, pero con la borrachera se les cayó quedando empolvados. Se fueron los comensales y los trozos de sandía quedaron testigos de aquella noche de juerga.

Otro de los lugares típicos de Vlpo es el Mercado Cardonal, con sus frutas y verduras, sus pescados y mariscos; sus precios inigualables ¡! Al interior, los quesos de vaca y de cabra, las aceitunas y otras verduras. Arriba, están las “picadas” para ir a almorzar, hermoso lugar.

Sigo por la Avenida Brasil, caminando por su camino de tierra disparejo, debo ir con cuidado, para no tropezar y caer, es más me tropecé un par de veces pues caminaba admirando su regia arquitectura, además debo tener cuidado con los regalos que nos dejan los perros, que se pasean en jauría asuntando a los transeúntes. No es fácil, aunque hermoso al fin.

Podemos maravillarnos con sus locales antiguos, lugares tradicionales, un poco oscuros, ya que aun no se han renovado, y espero que no lo hagan, atendidos por los descendientes de aquel personaje que llegó el siglo pasado al puerto, o el anterior, quien se arraigó a esta tierra, de la que nuca más se fue, construyendo una nueva familia, dejando a sus antepasados en aquellos lejanos lugares, a donde era impensado volver. Son aquellos personajes, que pueden contarte esa historia del puerto, que no está escrita en ningún libro historia, guardada solo en la memoria de unos pocos.

Me detengo al final del camino; si es que es los caminos poseen un fin; a tomar un helado en el Emporio Las Rosas, donde puedes tomar helados de diversos sabores “inéditos”. Pido una copa de helado de chocolate araucano, con helado de rosas, deliciosos. No había mucha gente en el local a esa hora, un par de mesas ocupadas, unas señoras que intentaban que les atendieran afuera, como era lunes parece que todo andaba más lento, o a lo mejor esa es la velocidad en que se hacen acá las cosas. Luego, llega un padre con su hijo, que saludan a la cajera, parecen personajes del sector, por la familiaridad con la que se saludan y se divierten con el personal.

El local nos espera con sus mesas; sus sillas; sus muros; sus pisos, mitad cerámica, mitad madera; sus letreros indicando los productos que ofrece, confeccionados, a lo mejor, por algún artista del sector, que dejó su nombre en ellos, “zenen”, parece decir, donde además dejó su fono por si alguien deseara llamarle, para encargar otros trabajos similares. Nos esperan diariamente, sus mozos, sus camareras, la cajera, la gente del aseo, los cocineros, los administrativos, el gerente, todo el personal. Su música no me permite escuchar los sonidos del silencio, pero disfruto el lugar.

Retomo el camino de vuelta, vuelvo a recorrer sus calles, vuelvo a admirar su arquitectura, pensando en todos esos hombres y mujeres que llegaron al puerto, para nunca más volver, dejando a sus familias al otro lado del mundo, a las que no volvieron a ver, solo recibían sus cartas, pero no era posible viajar a visitarle, como si podemos hacerlo hoy en día.

Sigo caminado por Vlpo…

Ctb

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