La corrupción, la gran tarea pendiente de América Latina
http://www.americaeconomia.com/analisis-opinion/la-corrupcion-la-gran-tarea-pendiente-de-america-latina?utm_campaign=shareaholic&utm_medium=email_this&utm_source=emailPoderosas tienen que haber sido las razones que tuvo la emisora Mexicana MVS Radio para despedir a mediados de marzo a Carmen Arístegui, la popularísima voz del programa radial de noticias con mayor audiencia de México.
La deslenguada Arístegui se ha convertido en figura de culto en su país por destapar escándalos en su programa radial, culminando con el golpe que dio en noviembre pasado cuando reveló que la esposa del presidente Enrique Peña Nieto, Angélica Rivera, estaba comprando una casa de US$7 millones del propietario de Grupo Higa, consorcio de desarrollo inmobiliario que se ha adjudicado varios contratos de construcción de parte del gobierno.
Esta larga y triste enumeración de casos haría pensar que los países latinoamericanos son todos postulantes a Estados fallidos. Pero tanto los escándalos en sí como la indignación pública que han provocado pueden señalar que algo positivo está pasando en la región...Las revelaciones de la periodista dañaron a Peña Nieto y su gobierno un par de meses después de un escándalo de corrupción muchísimo más grave que no implica directamente al gobierno federal mexicano, pero sí a toda la institucionalidad democrática del país: la desaparición y seguro asesinato de 43 estudiantes en la provincia de Iguala. La evidencia en ese caso indica que el alcalde y su esposa se confabularon con la policía y el crimen organizado para secuestrar y hacer desaparecer a un grupo de estudiantes opositores que estaban organizando una manifestación contra al gobierno local.
A estos casos en México se suman otros no menos impactantes en el resto de la región. El gobierno de Dilma Rousseff, en Brasil, está casi inmovilizado ante el creciente escándalo de una década de sobornos en la estatal de energía Petrobras. El gobernante PT parece haber usado a Petrobras como ventanilla de pagos de favores políticos y campañas electorales desde los años en que era presidente Luiz Inacio "Lula" da Silva. La actual presidenta era en esos tiempos ministra de Energía y Minas y, en tal calidad, presidía el directorio de Petrobras. Los sobornos y pagos indebidos de la empresa estatal podrían llegar a sumar US$10.000 millones y los tribunales investigan como presuntos implicados a 34 parlamentarios, incluyendo los voceros de ambas cámaras legislativas. Y 33 de los 34 parlamentarios investigados pertenecen a partidos de la coalición gobernante. El escándalo se desata en un momento en que la economía se ha estancado, la inflación se dispara y hay que frenar el gasto público y reducir el déficit fiscal. lo cual significa apretarse los cinturones. Todo esto hizo que millones de brasileños salieran a protestar contra Dilma hace un par de semanas, muchos de ellos pidiendo su inhabilitación como presidenta de Brasil.
Dilma probablemente no está implicada personalmente en el escándalo Petrobras y también es difícil creer que Cristina Fernández de Kirchner tenga algo que ver con la muerte del fiscal Alberto Nisman en enero pasado. El fiscal investigaba el mayor atentado terrorista en la historia de Argentina y anunció públicamente que acusaría a la presidenta de obstruir la justicia y proteger a los presuntos culpables -de nacionalidad iraní- a cambio de un acuerdo comercial con Teherán. Nisman fue hallado muerto de un tiro en la sien el día antes de entregar oficialmente su investigación y formalizar sus acusaciones.
La chilena Michelle Bachelet probablemente tampoco sabía al ser elegida que su hijo había conseguido un préstamo de US$10 millones para una empresa con un capital de US$10.000 perteneciente a su esposa. Con esos US$10 millones, la empresa compró un terreno para venderlo poco tiempo después con una ganancia de casi US$5 millones. De lo único que se podría acusar judicialmente al primer vástago es de usar información privilegiada (si esto es lo que ocurrió), pero lo más grave para un gobierno que tiene como lema la igualdad es que el hijo de la presidenta haya aprovechado su apellido y sus contactos para ganar millones de dólares. Y eso que, según Transparency International, Chile es el país con menos corrupción de toda América Latina.
Esta larga y triste enumeración de casos haría pensar que los países latinoamericanos son todos postulantes a Estados fallidos. Pero tanto los escándalos en sí como la indignación pública que han provocado pueden señalar que algo positivo está pasando en la región. En México, el alcalde de Iguala y su esposa están en la cárcel, mientras el Congreso mexicano estudia seria reformas para combatir la corrupción. Tras destaparse el escándalo Petrobras en Brasil, la Justicia ha reaccionado con integridad y rapidez. Lo mismo ha pasado en Chile con un banco que financiaba campañas políticas a cambio de que los parlamentarios elegidos votaran por iniciativas que favorecían a sus intereses financieros.
El hijo de la presidenta Bachelet tuvo que renunciar a su cargo en el gobierno el mismo día en que se desató su escándalo de tráfico de influencias. En Centroamérica, hay un par de países que están llevando a cabo prometedoras nuevas formas de gobernar con probidad. Y en casi todos los países hay libertad de prensa y ha sido la prensa independientes la que ha mostrado los escándalos a la opinión pública.
La corrupción es una amenaza constante en todos los países del mundo e irrumpe en cuanto se relajan normas y reglamentos. Y la cosa es peor en los países donde gobiernan caudillos en lugar de instituciones, en los países donde la corriente política gobernante tiene nombre y apellido, como el kirchnerismo o el chavismo.
Más allá de las consideraciones éticas, el problema es económico. La corrupción añade un costo adicional a negocios y contratos, dificulta la asignación eficiente de los recursos fiscales y socava la competencia. Las economías abiertas se basan en la meritocracia y si ganan contratos los amigos y parientes de los poderosos en vez de ganar los mejores, el incentivo de hacer mejor las cosas desaparece. Si las reglas del juego no son claras, el país se vuelve menos competitivo.
América Latina ha avanzado mucho en los últimos 20 años. Ha puesto sus cuentas en orden, ha derrotado a la inflación, ha regulado el mercado financiero e independizado la política monetaria a fin de evitar las crisis sistémicas y los colapsos bancarios. Además, en la gran mayoría de los países, ha establecido democracias estables.
Incluso en términos de corrupción, la situación está hoy mejor de lo que estaba en los tiempos de dictaduras militares o "democracias protegidas", cuando había escándalos parecidos pero la opinión pública no lo sabía o no se atrevía a reclamar porque no había prensa libre.
Pero estamos lejos de haber derrotado a la corrupción. Casi todos nuestros países tienen índices de corrrupción peores que el promedio mundial, según el ránking de Transparency International. Y algunos de nuestros países -Bolivia y Paraguay- permanecen porfiadadamente entre los 25 más corruptos del mundo.
Es por eso que la corrupción es la gran tarea pendiente que tiene América Latina. Y por eso preocupa el verdadero motivo que tuvo la mexicana MVS Radio para despedir a la periodista Carmen Arístegui.
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