LaMontaña

RadioBeethovenfm
Do.01/09/19

La Montaña Magica 
Tomas Mann

9:45 
El Tiempo... 

Relacionado también, como todo el libro, con los viajes.

... En el fondo, constituye una aventura singular, la aclimatación, en un lugar extranjero. Esa adaptación y esa transformación, algunas veces penosa, que se sufre en cierta manera por sí misma y con la intención decidida de renunciar a ella, cuando haya terminado, ese orden de experiencias se haya insertado como una interrupción, como un intermedio, en el curso principal de nuestra vida, con un objetivo de descanso, es decir a fin de cambiar y renovar el funcionamiento del organismo, que corría peligro o comenzaba ya a estropearse o fatigarse y enervarse en el ir y venir inarticulado de la existencia. Pero a que son debidos ese cansancio físico y esa oxidación motivados por una regla demasiado tiempo ininterrumpida en nuestra existencia.

No es solamente una fatiga del cuerpo y del espíritu, gastados por las exigencias de la vida, pues para ésta el sencillo descanso sería el remedio más reconstituyente, sino también es algo que atañe al alma, la conciencia de la duración que amenaza perderse en una monotonía demasiado persistente, la consciencia de que ella misma se haya emparentada y unida al sentimiento de la vida y que la una no puede ser debilitada sin que la otra sufra y se debilite a su vez. Se han difundido muchos conceptos erróneos sobre la naturaleza del fastidio, se cree que la novedad y el carácter interesante hacen pasar el tiempo, es decir, lo abrevian, cuando en realidad aunque la monotonía y el vacío alargan sin duda el instante, la hora y lo hacen fastidioso, en realidad abrevian y aceleran hasta reducirlas casi a nada, las grandes y vastas cantidades de tiempo. Por el contrario, un contenido rico e interesante en experiencias es, sin duda, capaz de abreviar una hora, incluso un día considerado en conjunto, pero luego presta al curso del tiempo total, amplitud, peso y solidez, de tal manera que los años ricos en acontecimientos, pasan en realidad mucho más lentamente, que los años pobres vacíos y ligeros, que el viento barre y que se van volando.

Lo que se llama fastidio es pues en realidad una representación enfermiza de la brevedad del tiempo que provoca la monotonía, los grandes espacios de tiempo cuando su curso es de una monotonía ininterrumpida, llegan a encogerse en una medida que espanta mortalmente al corazón, cuando todos los días son semejantes entre sí, no constituyen más que un solo día y con una uniformidad perfecta, la vida más larga, sería experimentada como muy breve y habría pasado en un momento.

La costumbre es una somnolencia, o al menos un debilitamiento de la conciencia del tiempo y cuando los años de la niñez son vividos lentamente y luego la vida se desarrolla cada vez más deprisa y se precipita, también es debido a la costumbre, sabemos perfectamente que la inserción de cambios de costumbres o de nuevas costumbres, es el único medio de que disponemos para mantenernos con vida, para refrescar nuestra percepción del tiempo, para obtener un rejuvenecimiento una fortificación, una lentitud de nuestra experiencia del tiempo y por esta causa la renovación de nuestro sentimiento de la vida en general. 

Tal es el objetivo del cambio de aire o del lugar, del viaje de recreo, la influencia bienhechora del cambio, y del episodio, los primeros días de permanencia en un lugar nuevo, tienen un curso jóven, es decir robusto amplio y son unos seis u ocho días, pero luego, en la medida en que uno se aclimata, se comienza a sentir como se abrevian los días, quien se interesa por la vida, o mejor, quien desea interesarse por la vida, nota con espanto como los días se van convirtiendo en ligeros y furtivos, y la última semana de cuatro por ejemplo, que salgamos, es de una rapidés y de una fugacidad inquietantes, es verdad que el rejuvenecimiento de nuestra conciencia del tiempo, se hace sentir más allá de ese período intercalado y desempeña su papel aún después de que se haya vuelto a la regla, los primeros días que pasamos devuelta a nuestra casa, después ese cambio, nos parecen también nuevos, amplios, jóvenes, pero solamente algunos, porque uno se acostumbra más deprisa a la regla, que a su interrupción y cuando nuestro sentido de la duración está fatigado por la edad, o no ha estado nunca muy desarrollado, se adormece muy rápidamente y ya el cabo de 24 horas es como si no nos hubiésemos marchado nunca, y el viaje no hubiese sido más que el sueño de una noche...

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